miércoles, 5 de marzo de 2008

Segunda semana de dieta

Ayer no pude actualizar porque estaba hasta arriba de curring pero no me he olvidado de mi promesa de iros informando sobre mis progresivas y, espero, constantes pérdidas de peso.

El lunes fui a pesarme y llegué, como acostumbro, a mi hora. La tipa llevaba un retraso de más de media hora así que la dueña de la parafarmacia me sugirió que me fuera a dar una vuelta y que volviera pasados 20 minutos, que ella me “guardaba la vez”. No muy convencida, todo hay que decirlo, salí del establecimiento sin rumbo fijo pensando dónde ir en este tiempo. Ya llevaba toda la tarde paseando (porque me llevé al peque y estuvimos tomando el sol) y no sabía realmente qué más podía hacer. Así que crucé la calle donde se encuentra la parafarmacia y me adentré en el maravilloso mundo del Kiddy’s Class. Para los que no lo sepan es el nombre de los establecimientos de ropa de niño de Inditex. Es decir, Zara de niños.

Debería saber ya a estas alturas que siempre que entro en esta tienda salgo asqueada y mosqueada. Me da rabia que tengan tan discriminados a los pequeños pobres bebés y niños varoncitos. Me da rabia que por cada cuatro estanterías y/o carros de ropa de niña haya uno de niño. Es de cajón, y lo tengo asumido, que la ropa de niña tiene mucha más variedad. Pueden ponerse desde pantalones hasta vestidos, pasando por faldas, pichis, piratas, shorts. Sin embargo un niño puede ponerse pantalones y ya. Pueden ser cortos o largos, vaqueros, de pana o de lona pero pantalones al fin y al cabo. Pero es que en esta tienda ya es descarada la diferencia de prendas para uno y otro sexo, caray!

Estaba a punto de marcharme sin nada que me gustara cuando vi una estantería con un cartel que decía: “TODO A 1,95” y me dije: por echar un vistazo no pierdes nada... La verdad es que a simple vista era ropa fea. Daba la impresión de estar hasta usada, como ajada, como de segunda mano! jajaja lo que hace la sugestión... si esas prendas no hubiesen estado colocadas desordenadamente y no tuviera ese cartel encima no habría tenido esta impresión porque, por supuesto, no estaban usadas. De repente, unos chandals bastante graciosos llamaron mi atención, busqué la talla de mi peque y al mismo tiempo miré el precio. 14,90 €. Ya me parecía a mí que esto no podía ser tan barato. No obstante antes de tirar la toalla me dirigí a la caja y le pedí amablemente a la cajera que me mirara qué precio marcaban los chandals (cogí dos, claro!!). 1,95, me respondió.

Rauda y veloz me coloqué en la interminable cola para pagar y cuando por fin llego mi turno y tuve que pegar 3,90 por dos chandals divinos no pude evitar decirle a la cajera. “Estas son las compras que me levantan el ánimo. Por esta tontería me siento más contenta, fíjate!. Ella siguió quitando las alarmas sin prestarme la más mínima atención. Pero me dio igual, hace tiempo que este tipo de actitudes me resbalan. Yo estaba feliz! Tan feliz que no me importó que la empleada de la parafarmacia, la que me iba a guardar la vez, me dijera al llegar que tenía que esperar otro rato más porque había otra persona delante mío. No importa, contesté. OOOOhm (saqué mi lado más zen sin dejar de sonreir)

Por cierto, esta semana he adelgazado 1,400 kgs. Yeeeeeeeeeeeha!!