Hace ya unas cuantas semanas la jefa de personal nos mandó el cuadro de vacaciones de este año. Es un tema tan problemático que cuando llega este cuadro via email nadie lo menciona, como si no hubiese llegado, vamos. En lugar de ponernos al tajo e intentar resolverlo cuanto antes mejor lo dejamos ahí, apartado, quizás esperando que se rellene solo, con facilidad, sin discusiones, sin conflictos, sin malos rollos. Pero no... Un día la jefa de personal manda un recordatorio y has de coger al toro por los cuernos de una vez. Así que este año he sido yo la que ha roto el hielo. Después de muchos años en mi empresa me he dado cuenta de que cuantas menos explicaciones des para todo mejor, así que un santo día llegué y les dije a mis compañeras: “Me voy a coger vacaciones del 8 de agosto, al 8 de septiembre, ¿quién se encarga de apuntarlo en el cuadro?”. Fue tal la expresión en la cara de mis compañeras que me vi obligada a añadir: "Si estáis de acuerdo, claro..." Pero bueno... ya estaba dicho. Y eso era un paso importante. Así abrimos El Debate.
Para mi asombro el reparto se hizo en un tiempo récord. Una de mis compañeras no va a coger vacaciones este año con lo cual va a estar todo el verano en la oficina y nos va a poder solapar a todas. Por una parte pensé... Yuhuuuuu! Problema resuelto. Puedo coger las vacaciones que quiero. Por otro pensé... Cómo puede sobrevivir sin vacaciones esta chica? Yo vivo gracias a las vacaciones. Cuando no hay, me mantiene viva la ilusión de que lleguen, de prepararlas y tal, y cuando las tengo de disfrutarlas a tope (tanto desconecto que he llegado a olvidar las extensiones de mi jefe y cosas básicas de la oficina). En fin... hay gente para todo. Supongo que empleará los días en cosas que le hagan más ilusión aunque aún sigo preguntándome cuáles pueden ser esas cosas.